Disfruto
castigarle
Tengo un perrito, el cual hace lo que yo le pido, al principio no sabía acatar bien las órdenes pero conforme avanzaban las fechas, mi mascota fue aprendiendo. A veces era mediante palabras, otras ocasiones me veía forzada a optar por golpes. Claro, me gusta que me obedezcan y si no lo hacen tiene que haber un castigo, de lo contrario pasará por alto mis pedimentos y deseos.
Tengo una bodega donde resguardo lo necesario, aquello que requiero pero no instantáneamente sino en ciertos momentos. También la uso para meter ahí a mi mascota si se ha portado mal, sé que está oscuro el pequeño cuarto es por eso que a veces dejo colar la luz de la ventana para que no se atemorice en demasía.
Ayer llegó tarde, por esa misma razón tuve que tomar represalia, le sujeté por el cuello y mordí su labio inferior hasta probar de su sangre. Estarán un poco desconcertados, si pensaron que mi mascota era un animal como tal pues no es así, de esa manera me refiero cuando hablo de mi hombre o mejor dicho, mi esclavo.
No le dije ni una sola palabra, prefiero actuar antes que tener que aventarme un sermón, le dolió el que lo mordiera, eso me llena porque si él sufre yo por lo contrario gozo. Lo llevé hacia la bodega para sentarlo en la silla de castigo, le amarré los pies al igual que las manos, estas hacia atrás. No quise vendarle los ojos como tampoco cubrirle la boca porque quería que estuviera atento para observar lo próximo a suceder y que pudiera emitir algún grito o ruido, me gusta su comportamiento en esos momentos de corrección.
Le acaricié su cabello, suave y seco, me agrada hacerlo porque una de mis fascinaciones es eso, el cabello sin alguna sustancia que lo endurezca y obviamente que esté cuidado. Me relaja sentirlo entre mis dedos y a veces olerlo. Pasé mis uñas sobre su cara ligeramente hasta bajar a su pecho en donde hice movimientos circulares, noté que estaba excitándose y como juego, bajé más la mano pasándola por entre sus piernas y me senté sobre él.
Su miembro estaba en constante bombardeo y mi lengua jugando con la suya, pegué mis pechos sobre su cuerpo, pasé a quitarme la blusa y el sujetador, abrí su camisa para que pudiera sentirme desnuda, realmente estaba alterado pero sus manos no podían desatarse así que le era imposible tocarme. Empecé a lamer su cuello hasta posicionarme detrás de sus orejas, le mordía despacio durante el lapso en que mis piernas apretaban las suyas como si estuviéramos cogiendo.
Me levanté y me coloqué la blusa sin ponerme el sostén, mis pezones generaban un visible panorama para él, mis pechos gritaban en sentido figurado ser liberados de tan ajustada ropa. Pero no, no iba suceder, sin pensarlo y sin avisarle, lancé la primera bofetada hacia su rostro, en un dos por tres, la segunda, la tercera, la cuarta y por último un quinto golpe, con el puño cerrado, le abrí el labio, facilitó la mordida que al principio le había dado de la cual lo había hecho sangrar. Gritó enojado pero eso no está permitido ni en la otra puta vida, no conmigo.
Pidió disculpas, giré mi cabeza en sentido de hacerle saber que no se las otorgaría. –Te lo suplico, perdóname, no volveré a llegar tarde sin avisar. ¿Por qué pensaría que lo iba dejar pasar o que el disculparse me iba ser suficiente? Estiré su cabello y mordisqueé sus mejillas causándole pequeñas marcas. Le abrí la bragueta y fue solo una vez el que le pase mi lengua por todo su pene humedeciéndolo con mi saliva. Se excitó pero dejé de hacerlo, para que aprendiera a que las cosas se hacen como digo y si no, le privo de los placeres que bien sabe que nadie puede darle como yo se lo doy.
Lo desaté para después ordenarle hincarse, lo hizo como si de su dueña se tratara lo cual es evidente que sí lo soy. Le coloqué mi vulva en su cara y le pedí me practicara sexo oral, su lengua se deslizaba por mi clítoris, muy despacio, le pedí rapidez, lo estaba haciendo como debía ser, estaba muy excitada que ordené tener sus dedos dentro de mi vagina, no uno sino tres para que después fueran 4 y fue así que mientras estimulaba con su boca mi clítoris y con sus dedos mi cavidad vaginal, estallé en orgasmo, es la sensación más placentera de conseguirlo… Me retiré para meterme a duchar mientras él se quedó ahí, en la bodega desolada, excitado, solo e hincado.
-Mapachita
No hay comentarios:
Publicar un comentario