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domingo, 5 de febrero de 2017



Soy Maggy, ¿Recuerdan que perdí la virginidad con mi tío?, no fue la única vez que él me tocó y me penetró, hubo más ocasiones, fui agarrándole gusto, he de decir que después de la primera ocasión, estuve algo atemorizada por la razón de que sabía que volvería a pasar y es que me dejó adolorida, no era para que utilizara tanto fuerza a sabiendas de mi situación virginal y la edad que tenía y que aún sigo teniendo.

Ese día no fui a clases, cuando mi tío terminó de eyacularme dentro me puso la ropa y me ordenó tomar un baño caliente. Tuve que ducharme otra vez y mi mente estaba perdida mientras el agua cubría mi piel, es difícil afrontar el hecho de haber actuado mal y haber pasado a otro nivel de mi vida; ya no era virgen y no sabía si me había gustado puesto que sentía un dolor entre mis piernas pero aún así me excitaba el que lo hiciese con alguien mucho mayor. Sus caricias y su lengua en mis recuerdos hacían estremecerme, me sentía a la vez ya endiosada con él pero no obstante con ese remordimiento que quita la paz en nuestro ser.

Después de quitar la espuma sobre mi cara que generaba el champú de coco, escuché abrirse la puerta, era él, me asusté al notarlo sin ropa, su pene estaba en reposo y su mirada se enfocaba en mis pechos que aún estaban en desarrollo… se situó frente a mí, me besó la nariz preguntándome si estaba bien a lo cual le respondí que sí.

Se acercó a mi oído, comenzó a susurrarme palabras algo sucias, no estaba acostumbrada por lo que me quedé callada, me cubrí los pechos, agaché la vista porque me sentía avergonzada, su mano levantó mi barbilla y me dijo que no tuviera miedo, que no me haría daño, que  él solo quería hacerme sentir bien, mencionó que a mi edad era el tiempo perfecto para conocer lo bello que era el sexo y mejor aún que con un familiar, así todo podía quedar en confianza y con una garantía de que no sufriría por un hombre ajeno a mí, que él me cuidaría llevándome a experiencias jamás vividas. Terminó con un “Te va gustar, nena, solo déjate llevar.”

Sus manos palparon mis nalgas y su pecho cubrían los míos, el roce endureció mis pezones lo cual mi tío pronto notó, eso le excitó. Comenzó a lamerme el cuello y pasar sus dedos en esa línea que separa mi trasero, me besaba con placer cuando sentí su dedo meterse en mi ano, jadié con un respingo.

No puedo describir con exactitud lo que sentía en ese momento, no esperaba la verdad que me penetrara con su dedo y mucho menos en mi ano, sentí ardor pero a la vez muy rico pero lo que ayudaba a que me excitara era su erección. Gustarle a alguien siempre fue mi deseo, aunque jamás pensé que eso pasaría con mi tío pero por azares del destino nos encontrábamos ambos ahí, recibiendo una ducha pegado uno al otro, la inocencia que había en mí se había esfumado para ahora tener ese cosquilleo en mis partes íntimas. Él seguía metiendo  y sacando su dedo, vaya que ardíamos en deseo.

-¿Te gusta, pequeña?, hice caso omiso y su otra mano me apretó el cuello pidiéndome le mirara a los ojos y respondiera. Su dedo seguía adentrándose en mí y no podía dejar de gemirle mientras lo veía. Confesé lo excitada que estaba y más al sentirle su pene crecer, era una delicia sentirlo cerca de mi clítoris y esa presión que me estaba dando mucho placer sin siquiera ser embestida por él. Estaba enloqueciendo de ganas y de que me hiciera otra vez mujer.

Más no sería ese el momento, necesitaba reposo, eso fue lo que me dijo después de que me sacara su dedo, me dejó con ganas pero igual y estaba bien, quería solo dormir y se me pasara luego ese malestar físico y emocional, por lo que no le rogué que lo hiciera, le di toda la razón, ya habría otra ocasión o quizá no, era algo que aún era incierto y más por la situación en la que nos encontrábamos, no era correcto pero me hice a su idea; él me protegería por ser su sobrina.

Me tomó la mano y la colocó sobre sus genitales, quiso que lo masturbara, lo hice, no sabía bien  cómo hacerlo pero lo intenté, deslizaba mi mano por todo su pene, de atrás hacia adelante y de adelante hacia atrás, podía sentir sus venas pronunciadas. Noté como lo disfrutaba pero ya me había cansado en ese momento me hincó y no dejó que lo siguiera haciendo, empezó a masturbarse y me lo pasó sobre mis labios para después introducirlo dentro de mi boca lo cual me provocó arqueadas al metérmelo hasta la garganta, la sacó para seguirse tocándola apuntándola hacia mi rosto y cerré los ojos al sentir las primeras salpicadas de su esperma sobre mi cara.


-Mapachita


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