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jueves, 24 de agosto de 2017


El papá de Armando
Parte III.

Ernesto, padre de  mi amigo Armando solía marcarme a altas horas de la noche mientras su esposa dormía y yo tenía que mantenerme despierta para poder escucharlo, decía que me quería y le encantaría pasar una tarde conmigo, solo nosotros dos, me contó que su esposa saldría un fin de semana a visitar a sus padres y él por el trabajo no podría acompañarla así que era una oportunidad perfecta para llevarme a su casa, pero pensé en Armando, mencioné que sería un problema arriesgarnos tanto puesto que podría darse cuenta de lo que estábamos haciendo. Al final de la conversación dijo que se encargaría de él, no lograría molestarnos en nuestro encuentro sexual y tarde de romance. Le envié miles de besos y colgamos…

Al principio era una atracción meramente sexual pero conforme lo seguía viendo y más uníamos nuestros cuerpos, surgía algo especial, así que empecé a verlo de una manera distinta, me gustaba demasiado y podría decirse también, que lo quería por más cursi que resulte ser.

No sé, pero Armando estaba más interesado en mí que lo que era normal, me invitaba a salir, venía a casa, me contaba cosas personales y cumplía ciertos caprichos que yo tenía, estaba confundida porque ese olor del perfume de su padre penetraba en mi mente dando lugar a un anclaje; a recordar y pensar en Ernesto quien olía igual. Y bien saben que el olfato tiene gran impacto en nosotros como seres vivos. Es por eso que ciertas veces soñaba con  Armando, otras con su padre, pero de algo estaba segura y era que quien me tenía completamente loca, era Ernesto. Amaba las líneas que contorneaban sus gruesos labios, sus manos toscas y su mente sucia, ¿a quién no le gustan sucios en la cama?, estaba endiosada con todo lo que me daba en cuanto a satisfacciones sexuales. El fin de semana se acercaba y Armando quería que fuera a su casa, no pude darle una falsa y alargada excusa, solo le dije que no tenía ganas.

Ernesto había planeado darle dinero a su hijo para que saliera con sus amigos a donde quisiera y mantenerlo lejos de mí y de su propia casa, fue buena idea, pensé. Pasó por mí, nos dirigimos directamente a su recámara para comenzar a tocarnos. Me embriagué de su saliva, lo besé empapada en deseo, sentía el cosquilleo entre mis piernas, lugar donde sus dedos preparaban ya su guarida, me subió sobre él quitando la blusa para besarme los pezones, delicioso momento estaba saboreando, podía percibir su excitación desde sus pantalones, me meneaba una y muchas más veces, a pesar de que no estábamos desnudos, nuestros sexos sentían la fricción, lo tenía muy duro y seguía moviéndome forzando mi pelvis contra él, mi mente se ahogaba en pensamientos indecentes. Nuevamente su olor me seducía, besaba su cuello, su boca, mojé sus dedos con mis labios mientras miraba sus ojos, ambos estábamos en un círculo de inmoralidad pero era el mejor libertinaje, al menos lo era para mí.
Era gustoso sentirlo sobre mis hombres, llenándome de calor con su aliento y respiración agitada, me sujetaba el cabello para saborearme el cuello sin que estos estorbasen.  -¿Quieres que te la meta, mi amor? Me dijo con ese tono de voz que hace que me moje, no pude contestarle ya que los ruidos provenientes de la sala sugerían que Armando se encontraba en casa…

-Mapachita

1 comentario:

  1. Hola corina, me alegro por lo bien que le va a tu blog, espero que continue asi. Te queria recordar que tu entrevista en mi blog supero el record de visitas. Aceptarias una segunda??

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