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martes, 22 de agosto de 2017

Mis sueños y el bosque...
Parte II.

-¡Cógeme!, le dije. Alzó la vista para mirarme extasiada y urgida, acto seguido, se perdió entre mis piernas con su boca, hambriento devoraba mi clítoris y sus dedos inquietos penetraban mi vagina; de inicio a fin. No era lo que había pedido pero gemía de excitación, la mejor sensación de todas era lo que pensaba en ese momento. Nuevamente la inquietud me dominó, pensé en su pene, quería verlo, sentirlo y tocarlo unas cuantas veces para terminar poniéndomelo dentro. Sentía deseo de percibirlo entrar, gozar su fricción, la sensación y mi falta de respiración al ser llenada por su miembro. Realmente estaba muy caliente, me hervía la piel, mi vagina se contraía de placer, esperando la llegada de su presa, mis músculos querían apretarlo, así que de solo pensarlo, mis ojos se ponían en blanco. 

En un abrir y cerrar de ojos se liberó de la presión de sus pantalones y ropa interior, lo dejó salir y quedé perpleja, podía ver por completo su glande, las venas que resaltaban por el color de su sangre, su miembro lucía grande y delicioso, el vello púbico estaba recortado lo cual me pareció de muy buen ver, goteaba de excitado así que bajé de la mesa y me coloqué justo delante, inclinándome para metérmelo todo en la boca, lo toqué como una niña a su nuevo juguete, era tan firme y lo puse sobre mis labios, los abrí para sacar mi lengua y saborearlo, el sabor salado inundó rápidamente mis papilas, lo llené por completo de saliva, concentrada solo en su glande, dos minutos más lo introduje hasta mi garganta, me excitaba chupárselo y sentirlo cada vez más tieso y chorrearme de saliva.

Tocaron la puerta y nos miramos sin saber qué hacer, recién habíamos comenzado como para terminar con el jugueteo que me estaba provocando demasiado placer, aún no culminábamos nuestro acto, pero, alguien tenía prisa, eso era seguro tras oír el fuerte golpe a la puerta después de ignorar los primeros, los cuales habían sido más suaves.

Nos vestimos como pudimos y me senté en unas de las sillas que rodeaban la mesa, la mesa donde deberíamos estar tirándonos con todas las fuerzas que nos eran posibles. Él, que por cierto, su nombre es Gustavo, se dirigió hacia la puerta y abrió controlando su respiración, adoptando una postura normal, llena de tranquilidad y saludó con gusto a un hombre a quien alcancé a ver, quedé sorprendida al notar el gran parecido con el dueño de mis pesadillas, el que aparecía sobre mí quitándome la respiración, el que llenaba de miedo mis noches, quien me hacía suya con enferma lujuria, quien me dominaba y me sometía…

-Mapachita

6 comentarios:

  1. ====3 muy buen relato. Ya espero la siguiente parte. Cada vez eres mejor en esto mi cory.... Jos

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  2. Esperando a que hagas un audio o un video relatando esto, con tu voz sería excelente, saludos linda!

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  3. Primero que me aviento y orale eres buena!! Y tienes mucha imaginacion

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    Respuestas
    1. Primero que te avientas y te echas la segunda parte eh jeje muchas gracias Orlando :)

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