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lunes, 10 de julio de 2017


Ella se veía demasiado sexy, la blusa le entallaba a la perfección su cuerpo de diosa. Me agradaba mirarla en todo instante, siempre le encontraba un nuevo aspecto que terminaba por encantarme aún más de lo que ya me gustaba. Sabía que ella también encontraba en mí esa atracción pasional y lo sabía por sus miradas, poses y por sus coqueteos indirectos. Eso hacía sentirme segura, el saber que no tendría problema alguno de poseerla.

Durante la ducha fantaseaba con ella, el solo imaginar que le introducía mi lengua en su boca me estremecía, necesitaba probarla y hacerla mía. Entonces era así como la veía en mis sueños mientras caía el agua de la regadera, aparecía ella junto a mí, su cabello mojado, su sonrisa pícara y esos labios que comenzaban por devorar todo de mí, parecía tan real pero despertaba y lo único verdadero era el orgasmo que mi cuerpo desprendía de tan rico sueño.
Llegó el momento de de hablarle, me le acerqué y sin tantos rodeos la invité a mi casa, sabía las intenciones, no es que no fuera tonta, sino que yo había sido muy obvia al igual que ella. Y ahí estaba, en mi recámara con esa cara de traviesa que tanto me excitaba, la pasé al baño y quité su indumentaria mientras la besaba, metí mi mano en sus bragas para presionarle su clítoris y medio meterle mis dedos en su vagina, su vulva estaba mojada de tan caliente que mis dedos la ponían. Nuestros pezones rozaron y la energía aumentaba entre nosotras, sus labios ardían y los míos querían seguir probándola, estaba deliciosa como lo había deducido. Nos recostamos en mi cama sin ropa alguna, los besos no paraban, nuestros cuerpos hervían de lujuria y deseos, moría por enlazarme a ella y sentir mi clítoris contra el suyo, sería una sensación perfecta. Lo hicimos, coloqué mis piernas justamente como deberían para estimular mi clítoris como ella el suyo, sus jadeos eran impresionantes para mi oído.

Sentía que mi cuerpo perdía el control, mi sangre bombeaba y pude tener el orgasmo, lo alcancé antes que ella lo tuviera y al notarme extasiada lo tuvo con una fuerza espectacular, sudaba de satisfacción y gemía como ramera. Qué rica nena. No quería que aún terminara lo nuestro, pasé a sentarla tiempo después para enloquecerme con su vagina, la masturbé deliciosamente, la saboreé desde el cuello hasta sus pechos sin que mis dedos dejaran de moverse dentro de ella. Olía a puta y eso me encantó, sus fluidos recorrían su vulva y entre más jadeaba menos paraba de jugar con sus partes íntimas hasta que un orgasmo más se apoderó de su cuerpo, lucía en un colapso sexual, su mirada perdida, sus piernas tiesas y después sin fuerzas y con un último respiro, entonces, la besé intensamente. 

-Mapachita

1 comentario:

  1. Grabate contando estas historias, sería excelente! Saludos

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