Noche de terror.
Continuación:
Asustadiza pegué
un brinco de mi cama, no podía ver nada pero sí escuchar la puerta intentándose
abrir por la fuerza, me quedé sin saber qué hacer, tenía miedo de enfrentarme a
tal situación, de pronto, el ruido dejó de escucharse y pasó a un silencio
absoluto. Eso me llenó de dudas inquietantes, ¿quién habría sido?, ¿entrará a
casa?, ¿se estará tomando un descanso o simplemente se ha marchado? ¡Qué
incertidumbre! Vibró mi celular que se encontraba como de costumbre en el buró.
Sabía que era él
quien me acababa de mandar ese mensaje, no quise acercarme a leerlo, tenía
miedo, entonces entró una llamada, mi recámara tomó un ligero tono de lucidez
mientras el celular sonaba y al voltear hacia la ventana noté como una sombra
pasó por el lado de afuera, mis ojos se llenaron de lágrimas, intentaría
entrar, pensé me asesinaría, quizá había llegado mi momento para decirle adiós a
la vida, pero, ¿por qué yo?, ¿por qué razón? No podía imaginarme a algún
conocido capaz de semejante atrocidad. Llamar a emergencias era la idea
perfecta mas no pude puesto que la puerta se abrió de golpe y no la principal
sino la de mi dormitorio, por lo que supe en ese momento que la otra ya la
había abierto mas no había entrado por alguna razón prefirió esperar, tal vez
el mensaje y la llamada era para aterrorizarme, eso le excitaría más seguramente
al enfermo quien había estado molestándome por días.
La oscuridad no
me permitía verle la cara, no podía distinguir sus facciones, solo su sombra,
sentía que se acercaba a mí y yo inmóvil sin poderme desplazar hacia un lugar
seguro, no podía huir de él, lo peor de todo que no podía observarle del todo.
De repente dejé
de percibir su sombra, no sabía dónde se había posicionado, estaba
aterrorizada, sollozando de pánico, detrás sentí como su respiración se
aceleraba y disminuía, su energía hacía contraste con la mía, en eso, decidida
corrí hacia la puerta buscando una salida a la terrorífica situación en la que
me encontraba junto a ese demente,
pero me sujetó del cabello paralizándome para que no escapara de sus manos las
cuales jalaban mis cabellos y mi brazo izquierdo.
Me arrastró
hacia la cama aventándome desinteresadamente, caí boca abajo con ganas de
levantarme y correr; pero inerte físicamente. Sus manos se deslizaron por mis
piernas mientras mi bata de dormir empezaban a cubrir sus manos, mi piel se
estremecía y mi mente se destrozaba al pensar lo que estaba por suceder, quizá,
el abuso sexual sería algo mínimo, morir era lo que podría seguir. Su mano giró
un poco al llegar justo a mis bragas y con su índice y dedo anular dio círculos
sobre mi clítoris pero aún con la ropa interior puesta, pude notar cómo me
estremecí más, jadeaba en mis oídos y era inquietante escucharle.
De pronto, sus
dedos bajaron mis calzoncillos, pasaron segundos sin que hiciera algo, entonces
abrió un poco más mis piernas, lo percibí acercándose a mis nalgas y la humedad
de su lengua me sorprendió al introducirla en mi ano, después ya no fue su
lengua si no su dedo pulgar, gemí por la extraña sensación y contraje mis
músculos como señal de miedo y rechazo, se retiró de mis partes íntimas y del
cabello hizo que me pusiera de rodillas dándole la espalda todavía, me deshizo
de la bata que traía, dejándome solo con una blusa que portaba sin sostén
alguno. Lamió por completo mi vulva, pegándome de nalgadas y más jalones de
cabello, mis quejidos no le molestaban tanto ya que cada vez lo hacía con mayor
fuerza.
Me dijo “No te
muevas, espera, no demoraré”, se bajó de la cama y supe que se quitaba la ropa
porque era evidente el sonido que generaba al caer sus prendas al suelo. Se
acercó nuevamente, olfateó mis genitales dejando escurrir su saliva sobre ellos,
fue así como sucedió lo que tenía que pasar conforme a sus objetivos de esa
noche. Me penetró precipitadamente, grité de dolor, siguió haciéndolo con
ferocidad, sus ruidos parecían bramidos, me sujetó del cuello inhibiendo mi
respiración y me observaba fijamente, solo veía un poco de brillo en su mirada,
pasó a taparme la boca mientras seguía penetrándome virilmente. Una luz de un
automóvil al pasar hizo vislumbra su rostro, haciendo énfasis en esos ojos
llenos de ira, agridulce placer y odio. Lo más preocupante era que no conocí su
cara, jamás lo había visto, lo que hacía de la noche algo más aterrador, no
conocía sus intenciones, no sabía de dónde carajos había salido ni por qué me
había elegido.
Volvió la
oscuridad y el sexo siguió, la vagina me ardía y no podía pedirle que dejara de
hacerlo porque seguía tapándome la boca además de haberlo podido hacer, hubiera
ignorado mi petición. Pero, llegó el punto en que por fin paró, respiré mejor,
en mi mente di gracias de poder descansar de mis partes íntimas las cuales
estaban adoloridas pero no creía que fuera todo lo que iba a acontecer. Me
colocó boca arriba para morder mis pezones, el dolor explotaba en mi mente para
mal, realmente era doloroso y sé que lo hacía con ese motivo, el de verme sufrir.
Bajó a mi vientre mordiendo parte por parte hasta alejarse de mi piel para
concentrarse en su miembro, lo llevó hacia mi boca haciendo que entrara por
completo, sentía atragantarme provocándome náuseas, me decía con voz grave que
lo tragara todo o lo iba lamentar, lo medio succioné y recordé aquel sueño
donde me lo ponía frente a mi cara, y ahora estaba sucediendo pero sin poder
verlo.
Me masturbó unos
momentos y se embriagó de mi vulva, surgió un leve placer, mi clítoris se
hallaba hinchado y mis pezones erectos. Se acercó para besarme los labios de la
boca dejando ir su lengua hasta querer tocar mi garganta, para ese momento me
penetró muy fuerte que grité terminándome en gemido” ¿Te gusta mi amor?”, preguntó jadeando. Hice caso omiso, prosiguió
a embestirme sin delicadeza alguna y me besaba donde alcanzara; cuello, labios,
hombros, nariz, él lo estaba disfrutando demasiado, eso pudo generarme
excitación, mordí sus brazos en forma de jugueteo y empezó a golpearme la cara
hasta que mi nariz sangró, en mi rostro había lágrimas, sangre escurriendo y
qué mejor forma de terminar para él que eyaculándome la cara. Su cálido semen
inundaba cada poro buscando unirse al sangrado ya provocado, mantuve mis ojos
cerrados y no sé cómo pero caí en un sueño profundo, al despertar él ya no
estaba, me levanté, encendí la luz y vi que sobre la cama había un sobre y esta
vez sí se alcanzaba a ver que venía firmado…
-Mapachita
Placer a lo desconocido :) que te fuercen que rico
ResponderEliminar"y se embriagó de mi vulva" me encanta
ResponderEliminarYa te extraño...jos
ResponderEliminarQue rica dominación.....
ResponderEliminarMuy exitante...
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