PARTE II.
Tus manos sofocaban mis gritos,
mi desesperación cada vez aumentaba más de lo que era
normal
levantabas salvajemente mi vestido,
no sé cómo pude vestirme así esa tarde mientras
caminaba por ese sucio baldío,
jamás pensé en que tú, hijo de puta, ibas a obligarme
a estar contigo
de una forma tan masoquista y enfermiza…
Me jalabas el cabello como si en verdad estuvieras
molesto,
Vi cómo desabrochabas tu cinturón para después
azotarme tan fuerte
mientras me empinabas para tener sobre mis nalgas un
mayor control
¿te gustaba que llorara por ese dolor que me causabas?
¿Serás enfermo?, me arrodillaste y sacaste eso que le
denominaste “Dulce”,
hiciste que lo chupara durante un largo tiempo,
cansaste mi mandíbula, pero cómo te excitaba que te lo
llenase de saliva
y lo comiera por entero hasta que me dieran ganas de
vomitar, no era placentero.
Me tapaste la boca con un pañuelo y vendaste mis ojos,
Después sentía cómo colocabas cinta sobre mis muñecas
Y el sentirme inmóvil hizo que de ti aún más temiera…
Las primeras bofetadas dolieron… ya no sentí el resto,
Mi cara la sentía ardiendo pero fue peor cuando por
fin decidiste penetrarme,
Y no, no empezaste de la forma “natural”, ni mucho
menos lento,
Me la metiste analmente, fue demasiado rudo, demasiado
fuerte, demasiado todo.
Ya ni gritar podía mucho menos defenderme puesto que
amordazada me tenías
Y todo mi cuerpo ya te pertenecía, me hacías tuya como
si fuese un juguete…
Eyaculaste sobre mi cara, orinaste después sobre mi
cuerpo,
estaba empapada y el olor de tu orina era repugnante,
quitaste el pañuelo de mi boca y me diste un beso y
aún recuerdo que dijiste
“Muy bien putita, este es el comienzo…”
-Mapachita
No hay comentarios:
Publicar un comentario