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lunes, 21 de noviembre de 2016

Mi Jefe


Imagíname con medias color piel, una blusa ligera, mis lentes y una faldita de oficina y tú detrás del escritorio con el puesto de Gerente. Entro cuestionándote si acaso gustas café pues recién comienza el día y se amerita.  Te la piensas mientras tu mirada se dirige en todo mi cuerpo observándome desde los tacones hasta la blusa que me aprieta pareciendo explotar sobre la parte de mis pechos, esos pechos que sé que deseas y que te encantaría saborear con tu húmeda y traviesa lengua. -Un café amargo, es lo que me respondes después de disfrutarme visualmente. Tú luces sexy, te menciono lo bien que te ves con esa corbata azul marino; mi favorita por cierto que me incita a quitártela y me la amarres al cuello.

En fin, voy y te traigo café tomándome la molestia de acompañarlo con una dona porque sé que tu mujer ni siquiera se levanta a hacerte de almorzar y me interesa tu bienestar. Con una sonrisa lo agradeces y me paso a retirar.

Se llega la hora para salir a comer y me invitas a pasar a tu oficina, has pedido que te lleven comida y para ser exactos, comida para dos. “Qué lindo” es lo primero que me pasa por la mente. No hablamos mucho pero nos miramos lo suficiente para saber que es claro y evidente que nos atraemos pero está mal, por eso no decimos mucho, solo disfrutamos la cercanía que tenemos por cuestiones laborales, aprovechamos ese hecho.

Me quedo horas extras porque esta tarde después de comer me lo has pedido, amablemente te he dicho que sí sin algún problema. Solo estamos nosotros dos en tu oficina y han pasado ya de las 8, tu mujer te marca por teléfono y tú contestas diciendo que es por cuestiones laborales el que no puedas presentarte a la cena de sus padres.

Por una parte me siento mal por eso pero debemos continuar con el trabajo y tengo que acercarme a ti para leer esa información en tu ordenador, la repaso varias veces e intento comprenderla mientras me das tus puntos de vista, me tomas de la cintura y me sientas sobre tus piernas, empiezas a moverme y siento tu erección en mis nalgas. Lo disfruto porque me gustas y sé que yo también te gusto.

Sabiendo que no está bien lo que está sucediendo me levanto de tus piernas para posicionarme de frente, acaricias mis piernas como si cuidaras de ellas, me besas y jalas de mi coleta, me dices lo mucho que me deseas y las ganas que tienes de follarme como a una sucia perra, te digo que eso está mal pero parece no importarte pues me pones de pie, bajas mi falda al igual que quitas tus pantalones y me subes sobre ti; me mueves, mi respiración aumenta por esas  ganas de que me penetres.

Tu pene está listo para ese momento en que bajo y es entonces donde gimo al sentirlo ya dentro.

Subo y bajo sintiéndola toda; es fantástico estar haciéndolo en tu oficina. Me acaricias los senos para después tomarme por los lados de mis piernas ayudando al movimiento de nuestros sexos, es excitante sentirte mío, me lo haces demasiado bien y te gimo al oído…



-Mapachita

6 comentarios:

  1. Quiero ser tu jefe, me la pusiste muy dura con tu relato

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  2. A mi lo que mas me gusta es como expresas cada detalle, éxita bastantante. Muy buen relato como todos los demás😊😊

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  3. WooooW Cori, tú si que sabes como hacerlo, la verdad sería un lujo tenerte como mujer

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