Bajo
el agua y entre el vapor…
Lo conocí un mes
de Abril, no se me da mucho el recordar con exactitud los detalles ni las
fechas pero sé que fue en ese mes. Su mirada me hacía sentir mucho, me
inspiraba a derribarlo sobre mi sofá para besarlo como con nadie lo había
hecho, su cuerpo era hermoso, su cara muy limpia, sus manos perfectas para las
mías, su voz, su voz era hipnotizante. ¡Carajo!, era lo que siempre había
deseado pero no había tenido y ahora lo tenía, justo conmigo, nos hicimos
inseparables, nos contábamos todo, salíamos a comer y me encantaba escucharlo,
no sabía qué era el amor pero lo empezaba a sentir cada día más cercano.
Me asustaba el
pensamiento de que se iría lejos de mí, de no verlo nunca más, de que me hiciera
falta y por consiguiente lo empezara a extrañar, no quería que eso pasara, lo
necesitaba a mi lado. Porque sus besos eran los mejores, sus caricias me
tranquilizaban, sus reclamos hacían de nuestra relación algo más interesante y
más estrecha. Los celos le daban sentido a sus palabras de “Te Quiero”. Me gustaban
sus arranques de locura, misma que hacía que terminara abrazándome pidiéndome
disculpas, lo perdonaba porque le entendía, yo también le temía al hecho de
perdernos para no regresar nunca. Es difícil terminar algo sin sentirse
preparados y queriendo aún a la persona de tu lado.
Pero estábamos
juntos era lo importante, tardó la hora de que consumáramos nuestro amor, fue bonito más no recuerdo bien.
Estábamos bebiendo y él comenzó por besar mis hombros que estaban descubiertos,
los escalofríos elevaban mis ganas de que su cuerpo cubriera por completo el
mío, me subió el vestido, acariciaba mis muslos de una forma muy tierna, bajó a
besarlos y lamerlos también, su lengua cada vez se deslizaba más hacia mi
vulva, quizá sobria no estaría preparada pero con el alcohol en mi cuerpo, se
hacían más visibles mis ganas. Jadeaba de excitación, sus labios se encontraron
con los míos y su saliva hacía de mis genitales un océano de placer y fuertes
oleadas de contracciones. Mis senos se interpusieron entre sus manos al mi piel
querer recorrer.
El resto lo han
de deducir, sí, hicimos de nuestro amor una guerra sin ropa, sin prejuicios,
sin dudarlo, solo dejándonos llevar por los deseos de nuestra anatomía, nos
mirábamos fijamente y era perfecto sentirnos tan apegados, poseernos por primera
vez, la hora había llegado y nos dejamos ir en ese fogoso encuentro del cual
jamás me arrepentiría, al menos no en ese momento.
Recuerdo estar
echada sobre la cama mirando hacia arriba, él solo descansaba, tranquilamente
dormía, me cuestionaba si habría hecho bien las cosas o me había dejado llevar
fácilmente, pero ya daba igual, lo hecho hecho estaba, ¿Lo quería? Por supuesto
que sí, yo lo hacía. Entonces no había nada por lo cual cuestionarme mucho
menos lo hubo cuando me quedé mirándolo y empecé a sentir cosas más fuertes de
las cuales ya sentía, no me quedaba ninguna duda, lo volvería hacer hasta otras
miles de veces, era adorable, me motivaba a seguir viva.
Al paso del
tiempo las cosas fueron cambiando, él se mostraba más agresivo, sus celos
aumentaban drásticamente, sus reproches ya no entraban del todo en mi entendimiento
ni en mi comprensión. A decir verdad, me tenía harta pero el sexo era bueno,
eso había mejorado impresionantemente. Y enojado, su agresión en el acto me hacía
explotar en múltiples orgasmos, su fuerza hacía de mis piernas, brazos, hombros,
un espasmo.
Me dejaba
adolorida pero era mayor el dolor emocional, el cambio en su personalidad me
afectaba porque jamás te lo esperas ¿Cómo puede cambiar tan rápido una persona?,
y por qué serlo así conmigo si se suponía, nos queríamos. En fin, después de
hablarlo tanto, pudo darse cuenta de su mal comportamiento, no estaba teniendo
las cosas fáciles, tenía problemas dentro y fuera de su familia y decía
desquitarse a culpa de ello con lo que
más quería, es decir, conmigo.
Se notó el
cambio a favor, nos veíamos casi a diario, volvíamos a ser los de antes, quizá
hasta más unidos. Los detalles siempre estaban presentes, el romance nos mantenía
idiotizados pero enamorados si es que no es lo mismo. Un día de invierno me
invitó a pasar una noche en su casa, no habría nadie más que solo él y
dependiendo de mi aceptación, podríamos ser dos. Pasó por mí a las seis de la
tarde, hacía demasiado frío.
Quise evitar los
jeans así que busqué unas medias
negras y las combiné con un suéter largo sin la necesidad de ajustarme un
sostén, tomé lo primordial para echarlo al bolso. Llegamos a su casa, la cual
era cálida y pasé a tirarme sobre la cama, se recostó a mi lado, me miraba
fijamente, notaba que quería decirme algo, se acercó para comer mi boca, sus manos
se hundieron en mis ropas, subieron por debajo de mi suéter para rozar sus
dedos con mis pezones, estaban helados y pudo notar el frío que me iba
ocasionando. Se posicionó sobre mí quitando el cabello sobre mi cara,
acariciaba mis piernas sobre las medias pero sin quitarlas.
Me desnudó por
completo, sus labios recorrían los costados de mis senos, la sensación era
indescriptible, mordía mis senos al mismo tiempo que su pene golpeaba mi pelvis,
lo hacía cada vez más fuerte que mi clítoris se llenaba de sangre, listo para
dejar ir tensiones y darle paso a los placeres. Bendito deleite.
Estaba a punto
de llegar al orgasmo cuando dejó de moverse para adelantarse y bajar su
pantalón, desembocar su grueso y suave pene e introducírmelo en la boca, mi
lengua y saliva lo humedecieron, lo metía y sacaba cuantas veces quiso hacerlo.
Me atragantaba por su feroz intensidad más no le era problema las arqueadas
provocadas. Lo veía y su cara concentrada iluminada por placer me era suficiente
para seguir comiendo de él, me enamoraba lo que veía y me gustaba lo que saboreaba,
me encantaba todo de él. Unos le llaman amor,
yo le llamo adicción o droga.
Bajó a succionar
mi clítoris que premeditadamente estaba ya hinchado, inyectaba mi vagina con
sus dedos y mi cuerpo se meneaba en sintonía de su estimulamiento. Nuevamente
sentía que estaba próxima al clímax y
paró, se levantó y caminó hacia el baño, regresó pero dejó salir el agua de la
regadera; pidió que lo acompañase a tomar una ducha caliente. Respondí con un
Sí.
Nos metimos a
tomar un baño, el agua realmente estaba hirviendo lo cual me produce demasiada
relajación, él masajeaba mis hombros, recorría con sus yemas mi espalda hasta
llegar a mis nalgas, las masajeaba, se hincó para besarlas y lamer mi ano al
mismo tiempo que me masturbaba, gemía de tanto goce que ya la quería dentro. Se
puso de pie y comenzó a penetrarme desde atrás, sentí su empuje contra la pared
que tenía en frente y ahí mismo coloqué las manos y levanté mi trasero para facilitar
el acto. Lo estaba haciendo demasiado rápido tomándome por la cintura, me sujetó
del cabello y me retrocedió hacia él, mi nuca estaba pegada a su pecho y sus dedos rodeaban mi cuello, lo
apretaba más y más fuerte, sus ruidos guturales me hacían saber que estaba a
punto de eyacular, entonces empecé por contraer mi vagina y en un par de
segundos supe que había terminado, se vino dentro de mí lo cual me prendió
excesivamente pero fue en eso que le oí mencionar una sucia y corta frase
llamándome por otro nombre.
No se percató
del error que acababa de cometer pero yo sí, entonces empecé a comprender
ciertas cosas, me di cuenta que me engañaba y que a causa de ello sus actitudes
comenzaron por ser muy diferentes a lo que al principio eran.
Y fue así como bajo
el agua y entre el vapor lo dejé ir de mi vida al darme cuenta que no era solo
yo, no éramos solo dos, que vivía en un engaño, que no había amor, sino solo traición, alguien muy
listo y alguien muy tonta, una estúpida como yo.
Sabes tus relatos cada vez son mejores y creo que cada vez es más difícil central ar las emociones en nuestros pantalones, sigue escribiendo esas cosas que nos hacen perder el control... Debo mencionar que me encantaría tener una mujer como tu en mi vida, cuídate y saludos hermosa.
ResponderEliminarEs bueno tenerte como lector porque mediante tus comentarios generas en mí motivación, te lo agradezco, y si quieres opinar sobre qué relatos te gustaría, adelante, házmelo saber, saludos y un abrazo.
EliminarSabes me encanta que te tomes el tiempo de responder, seria bueno que relatará tu primera experiencia en el sexo rudo, por wue te llamo la atención y por que Muchas veces te llaman la atención los hombres mayores, seria interesante conocer tu punto de vista y concuerdo con el amigo anónimo sería más sexy tener una foto tuya, te voy a confesar que fantaseo con tus senos, no se por que pero me llaman mucho la atención (a todos supongo) besos y lindo domingo, te haré saber de más ideas para tus relatos ...
Eliminar:o
EliminarMe encanta, me excita con una foto tuya estaría mas que perfecta ja ja,has mejorado yo si compraba tus libros, saludos
ResponderEliminarQué lindo, gracias eh :D te envío besos.
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