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lunes, 20 de marzo de 2017


Mi profesor
...
Ese maestro era muy listo y los temas que nos proporcionaba eran para mí de gran interés, cuando recién llegó a mi preparatoria no me pareció guapo, al contrario, me cayó mal. Demasiado estricto y pesado. Sin embargo, sus clases eran muy buenas que me mantenía atrapada al escucharle hablar de las emociones, la diversidad de personalidades y todo lo que tenía que ver con la psicología. Le fui dando importancia y a admirarlo pero solo hasta ahí. Él no coqueteaba con nadie como solían hacerlo otros profesores por lo que se daba a respetar y yo le respetaba. En ocasiones mi amiga intentaba seducirlo de una forma indirecta pero fallaba en sus intentos, una mañana el profesor nos otorgaba la clase y en eso, ella me pasó un papel con una frase escrita en la que decía que se quería tirar al profe, yo carcajeé, pues me parecía una bobada habiendo tanto alumno guapo por la escuela dispuestos a satisfacer, el profesor se dio cuenta y me quitó ese papelito el cual sería motivo de no entrar a las siguientes dos clases. Me dio pena pero los aprovecharía para trabajar en otros proyectos que ya tenía pendientes. Al día siguiente asistí a la cafetería que queda cerca de la escuela, fui sola y vi llegar a mi maestro, siempre tan serio, formal y sin expresión alguna, pasó de largo, ni me vio pero una vez tomada su orden, de regreso al tratar de escoger un lugar para sentarse me notó. Fue sorprendente porque me sonrió, jamás le había visto ese gesto en su plana cara y me pareció lindo, se sentó y dialogamos un par de minutos, se despidió tocándome el hombro y se dirigió hacia la barra para coger su café y salir del local. Fue a partir de ese momento que me empezó a llamar la atención, sé que era mayor, que además de eso era su alumna, que quizá ni se fijaría en mí pero la realidad era que mucho menos yo me atrevería a tener algo qué ver con él. Alucinaciones. Terminé mi café y el panecillo que se me había antojado a última hora y fui a casa, en el camino me alcanzó por sorpresa mi novio, nos abrazamos como un par de enamorados y nos perdimos en un largo beso. Estuvimos platicando en la sala para después terminar recostados en la cama del cuarto. Comenzó a besar lentamente mi cuello, mi piel sentía su energía erizándome por completo, sus manos acariciaron mis pechos, mis ganas aumentaban poco a poco hasta que sus dedos trataron de entrar por mi pantalón, le pedí que parara, que por más que yo le quería, para tener sexo no me sentía preparada, me dio la razón y después se marchó de la casa con el motivo de que tenía tarea por hacer y que  estando a mi lado no podría aguantarse ese deseo de hacerme suya por primera vez. Se fue. Me quedé acostada viendo hacia la pared, estaba ligeramente excitada y recordé a mi profesor, esa hermosa sonrisa que extrañamente me brindó y qué decir del momento cuando me tocó el hombro, lo que pasa es que cuando una persona es tan ajena a nosotros o existe un gran respeto hacia ellas, el tener un contacto físico genera que ese límite que teníamos establecido pase a otro nivel. No dejaba de recordar ese momento, sentir su tacto sobre mí fue increíble, encendió un interés, interés que me llevaría a probar nuevas experiencias.  Se terminó la sanción y volví a asistir normalmente a sus clases, mis ojos ya lo veían diferente que en ocasiones ni atención le ponía a lo que decía sino en su mirada, su cuerpo y esas grandes manos, me hacía crearme fantasías hasta que un día creo se percató de cómo lo observaba, eso creo ya que al terminarse la clase pidió me quedara, no lo dijo para que todo el grupo escuchara, solo que al pasar por su escritorio dijo “Quédate, no te vayas” a lo que yo asentí con la cabeza mientras me hervía la sangre, mi amiga salió disparada después de mencionarle que la alcanzaba más al rato, cuestionó el porqué pero no le di señas ni nada. Me quedé a solas con él y me comenzó a hablar sobre un proyecto que les había asignado al grupo en mi ausencia, mencionó que quizá debería ya de saberlo por parte de mis compañeros pero realmente ni tuve el interés de cuestionarles sobre las clases perdidas y al notarme extrañada, sonrió, porque se percató de que no tenía idea alguna sobre de lo que estaba hablando. –Lo siento profesor. Solo contestó con un “Descuida”. Comentó que se le hacía tarde que si quería pasar a su casa para hablarme sobre esa tarea porque había pensado que podía interesarme puesto que era la que más le ponía atención y sería una lástima que no trabajara en ello, no pensé para mal y le dije que estaba bien que me dijera la hora y el día para estar presente ahí junto con mi amiga, quien no había podido tampoco asistir a esas clases. Me pidió fuese sola que él estaba seguro que a ella ni le interesaría. Quedamos de vernos a las siete de la tarde de ese mismo día. Se acercó la noche y llegué a su casa, no quise irme tan descuidada pero tampoco tan seductora, podría tomarlo de muy mala manera así que portaba un vestido largo color rosado con un leve escote, casi nada, no llevaba sostén ya que mis pechos no eran tan grandes además la vestimenta no era entallada sino flojita. Casual pero formal. Toqué el timbre y enseguida salió a recibirme, volteó hacia los lados como deseando no ver a nadie sobre las calles y después me recibió en su casa, era pequeña pero muy lujosa amueblada con diseños en tono marrón oscuro. Me ofreció el sofá de la esquina para que me sentara y se dirigió a la cocina para traerme un poco de agua, regresó y él no se sentó a mi lado como lo había pensado, comenzó a hablarme sobre ese asombroso proyecto el cual quería que yo me esforzara en hacerlo y poder ser la mejor de la clase supuestamente porque me veía gran potencial, me explicó detalladamente y muy formal, como siempre, me otorgó un fólder con información y los puntos que tenía que desarrollar, le di las gracias y me levanté para retirarme de su casa, en ese momento él también lo hizo y me tomó del brazo pidiéndome que esperara un rato más o si es que llevaba apuro, le mencioné que mi novio estaría esperándome con mi madre para cenar lo cual le generó disgusto, solo diez minutos y te vas, dijo. Le hice caso y esta vez se sentó al lado mío, observé con más calma a su alrededor y vi unas fotografías en donde estaba con su familia, eso parecía. Se percató de que estaba observándolas, posicionó su mano en mi pierna y me comentó que estaba casado pero que su esposa estaba de vacaciones junto a sus hijos que descuidara, que no llegaría y pensaría mal de ambos ya que la plática era solamente de la escuela. No le puse demasiada atención, su mano hizo efecto en mi cerebro así que me puse un poco nerviosa pero intenté calmarme porque ya me generaba demasiada tentación. Logré calmarme e inmediatamente le hice algunas preguntas del proyecto, las contestó pero su mano subía de poco a poco para lograr tocarme mis partes aún con el vestido puesto, no impedí sus movimientos, me besó así que cerré los ojos, pasó a recostarme sobre el sofá sin dejarme de besar ni tocarme por encima de la ropa, mi pulso se aceleraba y empezaba por lubricarme de lo excitada que me ponía el profesor, levantó mi vestido y bajó, subió por mis piernas con su lengua hasta que llegó a mi vulva donde comió de mí, sentir su lengua en mis labios vaginales como disfrutarla también dentro fue riquísimo. Me deshizo de mi vestido y mordió mis pezones, lamió mi cuello y volvió a besarme la boca, sabía a vagina. Nuestras lenguas jugaban entre sí y realmente lo quería tener dentro ya, se bajó sus pantalones y pude notar lo erecto que estaba, me dio miedo porque sabía que me dolería por ser mi primera vez pero se miraba tan interesante y experimentado que sería ideal para que me iniciara en el sexo además me tenía muy mojada, tapó con su mano mis ojos y por consiguiente ya no pude ver nada, su pene estaba cerca de mi pelvis y su boca lamía mis senos, estaba disfrutándolo y sin imaginarlo, me penetró bruscamente, grité, no lo esperaba y mi vagina estaba muy cerrada pero suficientemente lubricada para recibirlo, me penetró como si de una puta de tratara, ya podía verle y su mirada estaba perdida en mis ojos, mordió mi nariz, cachetes, labios, cuello, mientras tanto yo sentía ese grosor de su miembro entrando y saliendo de mí hasta que terminó eyaculándome la boca. Sabor amargo. Quizá imaginé sería más romántico en el sentido de poseerme suavemente y lindas caricias, no fue así pero no puedo decir que no me gustó porque estaría mintiendo, el simple hecho de que fuera mi profesor con una edad madura era suficiente para haber disfrutado haber sido suya. Desde ese momento conocí lo maravilloso del sexo. Seguí con mi novio pero solo nos tocábamos de vez en cuando, mi profesor me pedía no me liara con nadie más que no fuese con él y así fue, nos perdíamos en hoteles para disfrutarnos, saciarnos el deseo y llenarnos de fluidos producto del mejor sexo. Una ocasión en la escuela todos estaban  citados en el auditorio del plantel ya que se recibiría al nuevo director de la carrera, me dirigí hacia los baños del taller porque los del aula estaban fuera de servicio, entré a orinar y al abrir la puerta para continuar a lavarme las manos, mi profesor estaba ahí, se metió conmigo, cerró la puerta y  besó todo mi cuerpo, me puso de espaldas para empinarme, bajó mis bragas y su saliva se escurría desde mi ano hasta pasar por mi vulva, me lamía de orilla a orilla, sus dedos empezaron por masturbarme la vagina, no podía gemir tan fuerte pues podían escucharnos pero era un delicioso momento, me azotó con dos nalgadas lo que sí ocasionó ruido, sin embargo, nadie escuchó, de repente me introdujo todo su pene y de dispuso a darme muy placenteramente, mi vagina se contraía de excitación, jaló mi cabello y me dijo al oído con su voz ronca que eyacularía dentro para no ensuciarme que ya estaba por venirse, gruñó con fuerza y su semen calientito salió para llenarme por completo...ese hombre me volvía loca, era un pervertido y me provocaba sensaciones inimaginables…eso es a lo que llamo experiencias fascinantes.



 -Corina Rdz.

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